Se acabaron los rumores. Tras un par de semanas en las que se filtraba información con cuentagotas, Sony ha presentado de manera oficial el que pretendía ser su primer ultraportátil, el VAIO P.
La firma japonesa ha aprovechado el tirón de los netbooks para intentar vendernos un ordenador que se pasa de pequeño, incómodo y sobre todo caro. Nada menos que 1.000 euros cuesta el invento.
En su ímpetu por hacerlo extremadamente portátil se han olvidado de lo práctico. Mide sólo 245 x 20 x 120 milímetros y su peso apenas llega a los 640 gramos, mucho menos que de lo habitual. Claro que eso acarrea sus consecuencias negativas, como una pantalla de sólo ocho pulgadas (de formato panorámico y 1.600 x 768 píxeles de resolución) en la que hay que forzar mucho la vista para conseguir ver algo.
El teclado también es demasiado pequeño y su distribución desaprovecha el poco espacio disponible. Tampoco dispone de touchpad, así que nos las tendremos que apañar con la pequeñísima trackball para mover el puntero del ratón.
El VAIO P dispone de conectividad móvil. Es decir, puede conectarse a Internet en cualquier lugar si empleamos una tarjeta SIM (como en los teléfonos). Es posible que alguna de sus versiones también cuente con navegador GPS integrado. El problema es que, incluso siendo más compacto que un ultraportátil, es demasiado grande para considerarlo un dispositivo de bolsillo. Y que lo engorroso de su manejo nos lo pondrá difícil a la hora de navegar por la red, incluso usando su conectividad Wi-Fi.
Echando a una ojeada a sus componentes, encontramos positivo el hecho de que incluyan dos gigabytes de RAM. El único problema es que se trata de la memoria mínima que requiere Windows Vista, sistema operativo que Sony ha considerado más adecuado que el habitual Windows XP (a pesar de sus errores reconocidos). No sería extraño vernos en un buen número de ocasiones optando por la interfaz simplificada XMB (la que usan consolas como PlayStation 3 y PSP), de arranque rápido.
La versión más básica lleva un procesador Intel Atom Z520 de 1,33 gigahercios y un disco duro de 60 gigabytes (como muchos ultraportátiles de 300 euros). No obstante, también habrá un modelo más avanzado que contará con 120 gigabytes en una unidad de estado sólido (SSD) y rendimiento de 1,66 gigahercios en el procesador. Lógicamente, aplicar esas mejoras supone dispara el ya de por sí desproporcionado precio que tiene el ordenador.
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